Hay veces que queremos tener un detalle con alguien, y el regalo tendrá mucho más valor si nos hemos esforzado en buscarlo y, como en este caso, realizarlo. Cada una de las recetas que hago lleva trabajo, tiempo y dedicación, quizás más de lo que transmiten, a veces, las imágenes. Por ello, si regaláis un postre, unos bombones …. estaréis regalando mucho más. Ir a comprar unos bombones es muy sencillo, estar mucho tiempo en la cocina haciéndolos es más complicado, y también más gratificante.
Los bombones pueden realizarse de muchos sabores; pueden rellenarse de licor, de chocolate blanco, de praliné y ganache (como los que he hecho yo) ….; puedes elegir los que más te atraigan. Lo más complicado de los bombones es que la cobertura quede brillante, porque hay que atemperar el chocolate; dependiendo del tipo de chocolate, blanco, con leche o negro, éste se atempera a una temperatura diferente; es lo que se llama la curva. Os dejo un cuadro sobre las temperaturas del chocolate, a los grados que hay que fundir, luego a los grados que tenemos que enfriar y, finalmente, la temperatura a la que tenemos que utilizarlo para que el chocolate quede brillante y crujiente.
Es imprescindible que tengas un termómetro y reconozco que, aun así, es difícil para nosotros los aficionados porque luego hay que mantener la temperatura del chocolate cuando se utiliza.
Hay una forma más sencilla de intentar conseguir la buena temperatura del chocolate y es fundir 2/3 del chocolate que vayamos a utilizar y después, añadir el resto del chocolate que se irá fundiendo con el calor del chocolate fundido, pero ya fuera del fuego o del microondas.
Estos bombones yo los he rellenado de praliné y de ganache. Os dejo las recetas de los dos rellenos.
Praliné
– 150 g. de azúcar
– 100 ml. de agua
– 100 g. de avellanas (pueden utilizarse 75 g. de avellanas y 75 g. de almendras)
1.- Horneamos los frutos secos unos 15 minutos a 150º. Conseguiremos un aroma más intenso de los frutos secos.
2.- Ponemos en un cazo al fuego el agua y el azúcar. Cuando llega a 120º (comienza a hacerse un almíbar), añadimos los frutos secos y bajamos el fuego. En principio vas a ver cómo los las avellanas o almendras se empiezan a secar cubiertas por el azúcar, es normal. Hay que tener paciencia y remover constantemente hasta que se va haciendo un caramelo. Cuando ya se ha hecho el caramelo (con cuidado de que no se queme), se saca todo y se extiende en un papel de horno para que se enfríe.
3.- Una vez fríos los frutos secos con el caramelo, lo trituramos con un robot hasta conseguir una pasta líquida; es el praliné, una delicia (pruébalo). Debe quedar muy triturado, por lo que habrá que parar el robot varias veces para ir bajando de las paredes la pasta.
4.- Dejamos enfriar el praliné a temperatura ambiente.
Relleno de praliné
– 200 g. de praliné
– 100 g. de chocolate con leche
1.- Mezclamos el praliné con el chocolate con leche.
Ganache de chocolate
– 100 g. de chocolate negro
– 100 g. de nata líquida
1.- Calentamos la nata sin dejar que hierva. Añadimos la nata en el chocolate troceado y mezclamos rápidamente. Dejamos enfriar.
Bombones
– 300 g de chocolate de cobertura (tú eliges cuál prefieres: negro, con leche o blanco).
1.- Fundimos 2/3 del chocolate al baño maría o en el microondas
2.- Retiramos del fuego y añadimos el resto del chocolate, mezclándolo hasta que se funda.
3.- Ponemos chocolate en los moldes, los ponemos boca a bajo para que suelten el chocolate que sobra (os podéis ayudar de una espátula para retirar el chocolate que sobra). Dejamos enfriar y repetimos la operación.
4.- Cuando ya está frío el chocolate que hemos puesto en los moldes, los rellenamos, algunos con el praliné y otros con la ganache que habremos puesto en una manga pastelera. Guardamos en el frigorífico una media hora y después, cubrimos los bombones con chocolate fundido, echando éste encima del relleno.
5.- Si os parece complicado esta forma de rellenar los bombones, podéis poner directamente en un molde de silicona para bombones, el praliné y la ganache, dejando enfriar como mínimo una hora en el frigorífico. Después, sacamos cada uno de los rellenos y los bañamos directamente en el chocolate fundido, ayudándonos de un tenedor, cogiendo el relleno que estará ya más duro con la base del tenedor y metiéndolo directamente en el chocolate fundido. Al sacarlo lo escurriremos para que suelte chocolate. Lo ponemos en una hoja de papel de horno y dejamos enfriar.
Alegra el paladar a un amigo